Cuando estábamos en la fase de documentación, un abogado de la zona, Ricardo Álvarez Ossorio, nos definió Marbella como "un jardín del Edén donde hay cien manzanas, pero también doscientas serpientes". Esa imagen se nos ha quedado en la cabeza a Dani de la Torre y a mí, y no nos ha abandonado nunca a la hora de crear la serie y confeccionar los guiones: nuestra historia va de gente que se mueve en un lugar maravilloso, donde hay abundancia de tentaciones... y exceso de malos.
La intención de la serie es que el público pueda entrar en este jardín del Edén, conocer y entender este ecosistema particular donde, en sustancial armonia entre ellas, conviven más de ciento veinte bandas internacionales dedicadas a todo tipo de actividad ilegal. No hay ni hubo nada parecido en el resto del mundo, ni en las Palermo o Napoli avasalladas por mafia y camorra en los años ochenta; ni en la Colombia de Pablo Escobar o en el México de los sanguinarios cárteles. Para bien y para mal, Marbella es única.
A la hora de construir la historia, buscábamos a un personaje que fuera nuestro guía y se moviera por ese jardín como en su propia casa. Alguien que conociera a todos y fuera depositario de los secretos de todos. Y nuestra elección ha recaído finalmente sobre César Beltrán, nuestro protagonista, un abogado penalista de larga experiencia, que tiene entre sus clientes a lo mejor y lo peor de la sociedad marbellí. Sobre todo, a lo peor.
Y, para ofrecer al público una experiencia completa, también pensamos que sería interesante vivir el proceso de aclimatación a este ecosistema a través de un personaje que viniera de fuera. Entonces entra en juego Yassim, joven capo de una de las mafias más poderosas ahora mismo, la Mocro Maffia holandesa, enviado por sus jefes a Marbella a gestionar un asunto muy delicado.
El encuentro entre César y Yassim es el motor de nuestra serie. Entre el abogado y su nuevo cliente se instaura una relación compleja, en la que entran pronto a jugar también sus dos respectivas parejas, Katy y Anne, sin tener claro quién mueve realmente los hilos. Queríamos describir una relación que sublima lo profesional, pero, a la vez, que está caracterizada siempre por la desconfianza recíproca y cuya crisis no lleva solo al enfrentamiento entre dos personas sino que extiende el caos a todo ese jardín del Edén.
Posiblemente la dificultad mayor en cuanto a la redacción de los guiones ha residido en encontrar ese equilibrio necesario entre relato de ficción y reportaje periodístico, en una serie donde todo lo que pasa es inventado, pero podría perfectamente ocurrir en la realidad, hasta el más mínimo detalle. Por ello, hemos jugado con cierta ventaja, pudiendo contar con el asesoramiento de los periodistas Arturo Lezcano y Nacho Carretero, que inspiraron la idea de la misma serie, y estuvieron trabajando codo a codo con nosotros en los guiones. Y otro consultor que es necesario mencionar es Ricardo Álvarez Ossorio, que, además de ofrecernos su conocimientos legales y técnicos, accedió, con un sentido del humor negro, a que pusiéramos esos mismos conocimientos al servicio de un abogado de ficción tan cuestionable y oscuro como nuestro César Beltran.
Finalmente el objetivo de todo este proceso de escritura ha sido ofrecer al director, Dani de la Torre, unos guiones que tuvieran un fuerte arraigo con la realidad de la criminalidad en Marbella de hoy pero, a la vez, también aquellos elementos dramáticos de los relatos clásicos de gánsters que siempre nos han fascinado.
